El caso Paul McCartney contra Sony Music

Fuente: Plásticos y Decibelios
No hay retórica administrativa ni sueños dorados para reconquistar lo que crees que es tuyo. El impulso de Paul James Mc Cartney trata de un perverso e inconsciente odio o rencor a todo lo que tenga que ver con el Japón.
Primero fue una nipona llamada Yoko Ono la que acabó con una amistad maravillosa y soberbia con su querido John. Luego, por culpa de un un soplo al sobrino de la esposa japonesa de John, acabó en un cárcel de Tokyo durante más de una semana. Y, finalmente, un tipo llamado Michael Jackson, un amigo en que jamás creiría que le robara su alfombra mágica de las canciones de los Beatles , terminara vendiéndoselas a los japoneses de Sony, sin que la propia Yoko le ayudara en un intento desesperado de recuperar sus obras.
La urticaria mental que le produce a Paul todo lo japonés trasciende incluso en su querella contra la corporación japonesa, dueña del muy estimable cuarenta por ciento de los derechos que generan las canciones Lennon-Mac Cartney . Dado su avariento sentido de la vida que es patrimonio de su personalidad , a Paul, con este caso, es como si se lo llevaran los mismísimos demonios de los “samurais” .
En su memoria permanece intacto su rencor , como me contó en una suite de un hotel de Birmingham, poco tiempo después de la muerte de George Harrison . Lo recordaba como un puñal clavado en el cerebro .
Fue la noche en que en aquel frío , desangelado estudio 2 de Abbey Road, John y él firmaron un contrato con una editora de canciones llamada Northern Songs, propiedad de un filibustero de la música llamado Dick James , que más adelante , también por algunos años, se quedó con el cuarenta por ciento de las canciones de Elton John, que había firmado como artista para la Dick James Music, DJM como sello discográfico.